Empujaba, pero nada. Insistía, cambiaba de posición,
presionaba. Ejercía la fuerza justa, necesaria y más. Luego lo retorcía. Un
poco hacia la derecha, otro poco a la izquierda. Lo tomaba con las dos manos.
Del otro lado de la pared se oían gritos de placer. Mientras, ella le
acariciaba la espalda, lo mimaba, el insistía. Ella gritaba: ¡No, No, No!. Lo
repetía. El ya no daba más. Ante el cansancio, ella tomo la iniciativa. “Dejame
a mí”, le dijo mientras lo agarraba, fuertemente con la mano derecha. Empujaba,
pero nada. Lo tomó con ambas manos. Lo llevaba para un lado, para el otro pero
no respondía. Aún con más fuerza. “Ay..., ay...,ay”, gritaba cada vez más
tensa, pero él no podía. Mientras ella movía las manos él empujaba con todo su
cuerpo. Emitía suspiros cortos pero desgarradores que mostraban su esfuerzo. “Ay,
no puede serrrrr, no puede serrrr, ay, no, no”, exclamaba. Del otro lado
seguían oyéndose los gritos cada vez más envidiables. Ambos transpiraban, los
minutos pasaban. El momento esperado no llegaba. Ya vencidos por el cansancio,
él se relajó, ella también. Lo miraba con gesto de inconformismo. Él, resignado,
encojía los hombros. Se sentía avergonzado por la situación, no entendía. De
golpe, en medio de la resignación mutua, los gemidos desde el otro lado se callaron.
Los reemplazó un grito de “Pelotudo, dejá de romper las bolas con el picaporte”.
Ella lo miro a él que inmediatamente bajó la vista para mirar el número de la
tarjeta que le había dado el recepcionista. La giró. Donde antes había leído 9,
ahora decía 6. Desde la habitación comenzaron nuevamente los gemidos. “Ah,
buuueno, sos un flor de boludo”, le dijo ella que recién lo conocía. Sacó un
cigarrillo, un encendedor y se fue. “Imbécil, ¿cómo no te diste cuenta?”, ¡¡Pelotudo!!
No me llames, ¿ok? El se quedó inerte en el pasillo. Girando para uno y otro
lado la confusa tarjeta.
Del otro lado de la puerta, en silencio, la cabeza del
hombre comenzaba a acercarse a los pies de la mujer y la cabeza de la mujer hacia
los pies del hombre.
Pero bueno, esa es otra historia.
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