BESANDO EL PALO

Verón era la imagen de la bronca. Esa medalla por el segundo puesto no lo conformaba. Se mordía los labios mientras Messi se acercaba y le decía unas palabras.

Minutos antes, Desábato se elevó con la marca de Puyol y el centro perfecto de La Bruja al punto del penal dejó, por un instante, la pelota en su cabeza. Desábato apenas la rozó y le cambió su recorrido. Parecía gol. El empate heroico en el último suspiro, pero no. La pelota se fue besando el palo. Fue beso de despedida. El zaguero de Estudiantes se quedó arrodillado tomándose la cara con sus manos. Era la última chance. Valdéz sacó del arco y el Barcelona se consagró campeón del mundo. Unos 10 minutos antes, Messi había puesto el 2 a 1 que sería definitivo con un gol de pecho. Si, el indescriptible Messi hizo un gol de pecho para definir la final del Mundial de Clubes. Claro que para ese 2 a 1 Barcelona tuvo que empatar el partido que perdía. Fue Pedro de cabeza en el minuto 88 cuando el equipo argentino acariciaba la hazaña. Fue la única vez en la que un jugador del equipo catalán quedó libre en el área. Alcanzó para llevar a Estudiantes a un alargue ya sin piernas.
Durante el segundo tiempo el pincha había aguantado en su campo el juego ofensivo del Barcelona luego de un primer tiempo con gol de Boselli y presión en campo rival para cortar los circuitos del Barsa.
Un rato antes, todavía en el vestuario, se habían prometido jugar como leones. Se habían prometido ponerle el pecho al mejor equipo de la historia. Lo hicieron.

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