Cuando estoy abriendo la puerta del bar veo que el
cincuentón bien canoso de la mesa 4 exhala un ¡SI! y empieza a levantar sus
brazos. Grita otro ¡SI! y se empieza a levantar de su silla. Y sonríe. El oficinista
de la mesa 2, la de al lado de la ventana, grita un vamos y aplaude. Esos
gestos de alegría y desahogo se repetían en varias mesas con todas las caritas
mirando a la tv. Tantos gestos de festejo me hicieron suponer que el 3 a 1 se había concretado en
ese instante, en tiempo de descuento, y que el Barsa sería finalista una vez
más.
La tv le daba la espalda a la puerta. Acelero y me pongo
al lado de la mesa 6, pegado al cadete de la escribanía y su gaseosa al paso.
En la pantalla veo un azulgrana con la cabeza gacha y tapada. Veo a un montón
de tipos vestidos de blanco formando una montaña humana que era todo fiesta. Y
veo que de ese montón se destaca Drogba con sus puños cerrados y una sonrisa de
38 pulgadas
que casi se escapa del LCD. ¿Eh?, m pregunto. ¿2 a 2? El Niño Torres terminó
todo. El de la cabeza tapada era Messi.
Ahora se lo puede ve repitiendo en su mente ese gol de penal que no fue. A
Mascherano en cuclillas. A Xavi pasándose la mano por la cara y a Alexis
Sánchez mordiéndose los labios para aguantar y empezar a llorar recién en el
vestuario. ¿Pero qué festejan?, te preguntás. Sí, el cincuentón, el oficinista
de la mesa 2, el mozo, el pibe de la escribanía y el cocinero del bar
festejaban. Y se escucha que viste que Messi es un pecho frío, que el Barcelona
no ''esiste, te dije, no E-S-I-S-T-E''. Que este Piqué mucha joda con la Shakira y mirá.
FESTEJANTES
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