HUBIERA PREFERIDO PERDER 4 A 0.

1990. Alemania campeón del mundo. Maradona de azul no paraba de llorar y con él todo un país futbolero que veía escaparse ese mundial difícil de recordar por el juego pero inolvidable por la emoción, la tensión y las manos de Goyco.

2010. “No se coman el verso de Alemania contra Inglaterra, eh”, dijo el Diego horas antes del cruce de cuartos. “Yo no me lo como y se lo dije a mis jugadores”.

1990. Lothar Mathauss levanta la copa y el estadio poblado de alemanes explota. Maradona con los brazos en jarra sigue llorando.

2010. Maradona planteó el duelo demostrando abiertamente que no se comía el verso de Alemania. No se comía que Schweisteiger era el dueño del equipo y que si lo dejabas solo se hacía dueño del partido. Que al lado tenía a Khedira para poder soltarse. Que Mascherano solo no iba a poder. Que iba a necesitar a 10 más y que Di María y Maxi Rodríguez de carrileros no eran la mejor opción. No se la comía.

1990. Havelange entrega las medallas a los argentinos y les extiende la mano para saludarlos. Maradona pasa de largo y le deja la mano colgando. Diego seguía llorando.

2010. No se comía las subidas de Lahm, la dinámica de Muller y Ozil. No se comía que Podolski era un puntero rápido, potente, con oficio y que Otamendi, el 4 falso, de lateral derecho era un gran proyecto de temible central. Mientras Joaquin Low estudiaba cada detalle de la Argentina, Diego no se comía lo de Alemania. 1 a 0. Messi, como contra México, tenía que retroceder hasta mitad de cancha para encontrarse con la pelota. Perdía el desequilibrio y la sorpresa que lo caracterizan y que había mostrado con Nigeria, con Corea y con Grecia luego del ingreso de Pastore y Palermo.

1990. “Hijos de Puta, hijos de Puta” gritaba Diego con fiereza al escuchar como los italianos silbaban el himno en Roma. Hijos de Puta, repetía.

2010. El segundo tiempo pedía a gritos a Clemente Rodríguez por Otamendi para equilibrar la velocidad de Podolski. Pedía también a Verón por Maxi para disputar el medio y espejar a Alemania en el 4-2-3-1 colocando a Di María de puntero y a Messi de 9 y medio. Pero no, Diego no se la comía y siguió igual aunque con más empuje. Pero la batalla táctica estaba perdida. Muller desde el piso habilitó a Podolski ante un Demichelis que lo dejó hacer y un Otamendi que no volvía. Centro atrás y 2 a 0. Ya era cuesta arriba. Imposible.

1990. En una de las pocas aproximaciones de Argentina al área alemana, Buschwald le barrió la pierna a Calderón. Era penal para argentina cerca del final pero Codesal no cobró y siga siga. Dos jugadas más tarde Rudy Voller voló en el área argentina ante la pierna de Sensini. Codesal no dejó que siga. Penal a menos de 5 minutos de los 90. Andreas Brehme pateó al gol. Goyco adivinó el palo pero su leyenda no pudo estirarse más. Gol y Copa del Mundo para Alemania.


2010. Del 2 a 0 en adelante todo fue de Alemania. 3 a 0 y Diego que se esconde en el hombro de su yerno Kun Agüero para seguramente dejar soltar sus primeras lágrimas por la derrota. Lágrimas que luego se liberarían en los brazos de Dalma.  4 a 0 y chau mundial.


1990. Maradona, con los ojos todavía húmedos de tanto llorar la final perdida, encaró a los periodistas que lo esperaban fuera del vestuario: “Hubiera preferido perder 4 a 0 a que nos roben así”, les dijo Diego 20 años antes.

2010. Profecía autocumplida.

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